INDALECIO GÓMEZ VARELA | CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE LUGO

Lugo, un “alto” en el Camino

agosto 29, 2021 · 10:13 X

¡Alto! Es la voz autoritaria de los agentes del orden, que tratan de detener al sospechoso delincuente, en evitación de que pueda quebrantar el buen vivir de los ciudadanos. Y “alto», parémonos a descansar, dice el peregrino que, cansado del camino, busca recuperar fuerzas para poder proseguir en su peregrinar.

Con la misma palabra, se expresan dos actitudes opuestas. El ¡alto! al delincuente es en previsión de evitar un mal comportamiento. El “alto» del peregrino cansado es la previsión de recuperar energías para poder llegar a la meta. Los condicionantes de dichos protagonistas también son distintos. El delincuente evita encontrarse con las fuerzas del orden, para que no le impidan llevar a feliz término sus torcidas intensiones. El peregrino auténtico busca resarcirse de su cansancio para poder proseguir en su buen propósito. En evitación de ser sorprendido, el maleante busca disfrazar su identidad allí donde se encuentra, para poder sorprender al inocente ciudadano. El auténtico peregrino busca y ofrece colaboración. Busca ser acogido para poder descansar. Busca quien le oriente, para no errar el camino. Busca quien le ofrezca colaboración en su agotado peregrinar, etc.

Pues, todo esto lo encontrarán en la ciudad de Lugo los que se dirigen a Compostela por el Camino Primitivo. Los lucenses, como todos los gallegos, somos acogedores; recibimos amablemente a los forasteros; abrimos nuestras puertas al caminante errante… Por todo esto, Lugo es un buen lugar para hacer un “alto” en el camino. Y lo es, sobre todo, porque nuestra ciudad es eminentemente eucarística. En nuestra Catedral está expuesto día y noche, el Santísimo Sacramento, desde tiempo inmemorial.

La Eucaristía es “Dios con nosotros”. Él nos espera, nos acoge, nos fortalece: no pasemos de largo. Detengámonos a visitarle en nuestra Catedral. Allí lo encontraremos siempre. La Eucaristía es “Pan bajado del Cielo» y se mantiene en la tierra, para acompañarnos en nuestro caminar, para fortalecernos en nuestro cansino peregrinar, y despierta en nosotros inesperada sorpresa. Diríase qué se está rememorando la escena de los discípulos de Emaús. El gozo se hará pleno “al partir el pan», y la sorpresa se disipará al caer en la cuenta de que el divino acompañante es Jesús Eucaristía.

A partir de este momento, el panorama de nuestro peregrinar será distinto. El Señor ya no nos espera en Compostela; nos ha salido al camino. Es nuestro compañero de viaje. Nos ilumina con la luz de su palabra. Nos fortalece con la gracia de la Eucaristía. Nos enriquece con la abundancia de sus dones, y nos convierte en un nuevo regalo para nuestra familia y para los demás.

¡Enhorabuena! Por nuestro medio el mal decrece en la tierra, y el bien abunda en nuestro mundo. Mantengámonos en el camino emprendido, hasta llegar a la meta.

Indalecio Gómez Varela

Canónigo de la Catedral de Lugo