Miguel Ángel Álvarez Pérez | 31 de octubre de 2021

La Iglesia no está de moda

octubre 31, 2021 · 6:10 2

No está ni nunca estuvo. La Iglesia, simplemente, está. Su esencia y su misión no dependen de las modas, aunque a veces pueda parecer que la condicionan.

Durante los días de Pascua vemos cómo aquel grupo de apóstoles y discípulos de Jesús anuncia a los cuatro vientos que el Señor resucitó, que ellos son testigos de tal acontecimiento porque lo vieron y comieron con él.

Ya al final de la Pascua, en Pentecostés, vemos cómo Jesús envía a sus apóstoles de dos en dos al mundo entero para a anunciar el Evangelio que puso en sus manos. Salen a anunciar las dos noticias más grandes jamás conocidas: la resurrección de Jesucristo y su promesa de salvación para todos los hombres.

En el Evangelio aparece con claridad meridiana que es Jesucristo el que envía a los apóstoles e incluso pone a Pedro al frente de la tarea que les encomienda.

Aquella Iglesia, que acababa de nacer, no tardó mucho en expandirse por aquellos lugares en los que las comunicaciones eran más fáciles. Tan rápido fue todo que en el libro de los Hechos de los Apóstoles, en las cartas de San Pablo y en las cartas católicas tenemos toda clase de detalles de la vida de aquellas primeras comunidades que se formaron. Hay que tener en cuenta que muchos de estos textos se escribieron incluso antes que los propios Evangelios.

El mensaje estaba claro. Las dudas y los miedos que tenían aquellos seguidores de Jesús habían quedado esclarecidos con el acontecimiento de la resurrección. Pero eso no impidió que surgieran problemas, por lo que al poco tiempo los apóstoles tuvieron que reunirse de nuevo para ver cómo resolvían algunas cuestiones sin faltar al mensaje que Jesús había depositado en sus manos. Es lo que se conoce como el Concilio de Jerusalén.

El mensaje y la vida de la Iglesia es el mensaje y la vida de Jesucristo. No puede ser de otra manera, porque entonces ya no sería la Iglesia de Jesucristo. Sería otra cosa y no creo que mejor.

Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Su persona y su mensaje no necesitan influencia de las modas porque tienen solución de eternidad y, por lo tanto, de plenitud.

La Iglesia no tiene que adaptarse a los tiempos y mucho menos acomodarse a los tiempos, porque la Iglesia maneja un mensaje y unos instrumentos que transcienden al tiempo. La Iglesia se mueve en otras categorías, aunque es verdad que su misión se desarrolla en el tiempo.

Cuando hay una crisis económica, la solución no es poner la impresora de los billetes a funcionar porque se devalúa la moneda y se produce una situación mucho peor, ya que todos esos billetes pierden su valor y se quedan en un simple papel que no sirve para nada. De igual modo, la Iglesia no puede devaluar su mensaje ni tampoco convertirlo en un mensaje cualquiera porque entonces también dejaría de ser lo que es y de tener el valor que le corresponde.

Tampoco podemos caer en la falacia de adaptar las cosas a nuestro gusto, porque entonces tendré fe en mí mismo, pero no será la fe de Jesucristo. Y yo a mí mismo no me puedo salvar.

Tampoco sirve lo de coger solo lo que me gusta y dejar a un lado las páginas más exigentes del Evangelio. Las palabras de Jesucristo están claras y la Tradición de la Iglesia trató siempre de conservarlas fielmente. Nadie como Jesucristo combina mejor misericordia y exigencia, que, por otra parte, lejos de ser conceptos contrarios, son más bien complementarios y necesarios para no caer en el «buenismo» ni en el totalitarismo.

Miguel Ángel Álvarez Pérez

Párroco de A Fonsagrada

Enlaces desde blogs, webs y agregadores:

Enlaces desde Twitter y trackbacks:

Comentarios a esta entrada:

  1. Gumersindo

    Me parece un artículo muy fundamentado, sencillo y oportuno y te animo a seguir la gran tarea de aportar luz en tiempos de penumbra.

Opina sobre esta entrada:

Al pulsar 'Enviar' aceptas las Normas de Participación. [Abrir emoticonos] [Configura tu icono personal]