Mario Vázquez Carballo | Vicario General de la Diócesis de Lugo

La lectura salvaje de la Biblia (I)

febrero 6, 2024 · 18:31 X

Recientemente, en un medio de comunicación social de alcance nacional, escuché una entrevista a un señor, al que trataban de teólogo, y que criticaba y justificaba a la vez, a algunos dirigentes de Israel respecto al actual conflicto israelí-palestino, fundamentándose en textos bíblicos del Antiguo Testamento.

Este hecho, unido a la celebración del Domingo de la Palabra de Dios (celebrado en toda la Iglesia el pasado 21 de enero) e instituido por el Papa Francisco el treinta de septiembre de 2019 a través de la carta apostólica “Aperuit illis”, es el que me motivó la reflexión de este artículo. Es necesario devolver la Biblia a la sociedad y al pueblo creyente. Devolverla no quiere decir que está ausente. Lo que realmente hay que devolver es la capacidad de comprenderla, de saber leerla e interpretarla según los cánones de la Exégesis y de la buena Hermenéutica.

La Biblia es el libro más vendido de la historia. Según datos actuales se han vendido ya más de 3.900 millones de copias en todo el mundo, lo que la convierte en el libro más vendido de todos los tiempos. Probablemente jamás habrá un libro que supere a la Biblia en ventas ya que los demás (“Don Quijote o Harry Potter”, por ejemplo) están a una distancia prácticamente inalcanzable.

El Concilio Vaticano II dio un gran impulso al redescubrimiento de la Palabra de Dios con la Constitución Dogmática “Dei Verbum”. En aquellas páginas que siempre merecen ser meditadas y vividas, emerge con claridad la naturaleza de la Sagrada Escritura, su transmisión de generación en generación, su inspiración divina que abarca el Antiguo y Nuevo Testamento y su importancia para la vida de la Iglesia. Según el Papa Francisco, la celebración del domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha, el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad. E insiste: estas palabras contienen grandes enseñanzas, por eso no pueden ser solamente patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados. La Biblia es el libro del pueblo de Dios que al escucharlo pasa de la dispersión y de la división a la unidad. Este carácter de convocatoria de la Santa Biblia y vínculo de comunión de la Iglesia Católica el pueblo lo experimenta especialmente en la Eucarística. La Homilía tiene aquí una función específica: contribuir a explicar el sentido de los textos proclamados. La comprensión y la interpretación desde la escucha atenta, pero también desde el estudio, son fundamentales. Comprender esto no es fácil. Su aprendizaje supone al menos cinco cursos de estudios de teología ya que las materias relacionadas con la Biblia ocupan mayoritariamente los Estudios Eclesiásticos.

En la Diócesis de Lugo el Movimiento Bíblico Diocesano adquirió gran importancia gracias al gran escriturista y especialista en el tema J. Antonio González García, fundador del movimiento bíblico, y al Obispo Fr. José Gómez, gran impulsor de los viajes de estudios a Tierra Santa. Por todo ello es importante preocuparnos por leerla, comprenderla correctamente y vivirla siendo capaces de distinguir las concepciones condicionadas por el tiempo de las verdades siempre actuales y nunca perecederas. Así evitaremos la lectura salvaje e interpretaciones destructivas fruto de la ignorancia o del desconocimiento. Conocer la Escritura es conocer a Cristo y gustar en plenitud la alegría que brota de la verdad.

Mario Vázquez Carballo

Vicario General de la Diócesis de Lugo