Los micropréstamos rápidos están de moda. En 15 minutos y sin papeleo tienes todo arreglado. Solo se necesita decir cuánto dinero necesitas y cuánto tiempo vas a tardar en devolverlo.
En principio, todo es correcto e, incluso, laudable que haya alguien dispuesto a ayudarte en un momento de necesidad extrema: por ejemplo, que se le rompan las gafas al niño.
En cuestiones de dinero todos sabemos que las cosas no son así y que nadie ata los perros con longanizas, ni nadie da los duros a cuatro pesetas. ¿Alguien intentó leer en la TV la “letra pequeña” de estos anuncios? Es imposible. La única forma de hacerlo sería grabando el anuncio y reproducirlo después a cámara lenta y pausando la imagen.
Si aplicásemos el sentido común y leyésemos las condiciones finales veríamos que las cosas no son tan fáciles ni tan bonitas, pero a estas alturas ya estabas todo ilusionado con que te podrías ir de vacaciones o arreglar las gafas del niño.
Me quedan algunas dudas:
-Estos micropréstamos rápidos están limitados a una cantidad aproximada de 600€ a 30 días. ¿si no tengo hoy 200€ (para las gafas) voy a tener dentro de un mes 221€? No tengo dinero para el arreglo de las gafas, pero veo el anuncio en una TV que me ha costado 700€.
-Si es todo tan rápido ¿por qué la “letra pequeña” siempre dice “oferta de financiación sujeta a la aprobación de N.” o que tengas a mano DNI y la última nómina? No me creo lo de los 15 minutos ni lo de “sin papeleo” Si tengo nómina y el asunto tarda unos días, lo mejor es esperar a cobrar el sueldo del mes para arreglar las gafas; y me ahorro 21€.
Hace unos años, cuando empezó esta moda, estaba en la cola de un banco y llegó un chico solicitando uno de estos préstamos. El argumento que él esgrimía era el de la carta publicitaria que le había llegado a casa. Por lo que pude escuchar, las cosas no eran tan rápidas ni tan fáciles, y quedaba de manifiesto que la publicidad era engañosa. El chico estaba decepcionado y sin solución para lo que creía tener un remedio milagroso del “dios-banco”.
Hace unos meses vino una feligresa con un problema económico. Se trataba de liquidar la herencia de unas fincas y necesitaba pagar el impuesto. Vio uno de estos anuncios en TV y llamó. Le enviaron el sobre con la documentación para solicitar el préstamo, pero aparece un problema: excedía el límite de edad exigido. Su gozo en un pozo. Al final el préstamo rápido y sin más requisitos que su palabra se lo concedió “Cáritas Parroquial”.
Se podrían extraer muchas conclusiones de todo esto. No creo que sea algo tan inocuo como parece. Detrás hay un complejo modo de vida que no es saludable para las personas, pues nos lleva a asumir riesgos innecesarios y a caer en pozos cada vez más profundos.
Termino con dos citas de la encíclica Laudato si: “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir” (LS 204) “Comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico” (LS 206).
Miguel Ángel Álvarez Pérez
Párroco de San Froilán.
(Publicado en El Progreso, 27 de septiembre de 2015)
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