MARIO VÁZQUEZ CARBALLO | VICARIO GENERAL DE LA DIÓCESIS DE LUGO

San José

marzo 15, 2025 · 17:14 X

En la Catedral de Lugo se puede contemplar, en una de las capillas absidales, el bello retablo de San José, recientemente restaurado, de estilo neoclásico, cuyos autores son los compostelanos Manuel Prado y Luis Antonio Puente. La imagen del santo con el niño Jesús, extraordinaria en su conjunto, procede de los talleres de Francisco Javier Meana de Madrid (1803). De ella, se ha escrito que “el tallista que tan bien le talló, al mismo cielo contento le dio”.

En Lugo, en nuestra tierra gallega, en Portugal, en España y en otras muchas naciones, la devoción a San José se desarrolló sobre todo a lo largo de los siglos XIV y XV. Sin embargo, en Oriente, se celebraba ya desde el siglo V en el calendario copto. La riqueza de los textos eucológicos de la solemnidad nos ofrece una gran variedad de temáticas que pueden resumirse en los siguientes rasgos: Esposo de María (“Joseph sponsus Mariae”), custodio, guía amoroso y seguro, defensa y sostén en la pobreza del trabajo cotidiano y en la tormenta de la persecución (huida a Egipto), hombre justo y fiel.

Y también: Padre de Jesús, tal y como se canta en el prefacio del día: “el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia, para que haciendo las veces de padre (Lc 2, 48) cuidara a tu único Hijo concebido por obra del Espíritu Santo”. El hecho de que no se conserve ninguna palabra de San José, pero que se diga que fue dócil a la voz de Dios (Mt 1, 18-2, 23), nos sugiere que su silencio es más elocuente que muchas palabras. Justamente se le puede considerar, después de María, como modelo y patrón de la vida interior. Se le considera también patrón de la “buena muerte” porque es de presumir que gozase de la asistencia de Cristo y de la Virgen María en ese momento extremo.

Él, recibió directamente la misión de protector y guardián de Cristo y no solo porque era el esposo de María. Como guardián de realidades sagradas es patrono de los seminarios y custodio de los sacerdotes, patrono del mundo obrero, de la familia y de la Iglesia. Por ello, hoy se celebra también el Día del Seminario bajo el lema “sembradores de esperanza”. En nuestra Diócesis, además, hoy, tendrá lugar en la parroquia de San Francisco Javier, la ordenación de Diego como diácono y los seminaristas Abraham Emmanuel y Luis David, recibirán los ministerios de manos del Obispo de la Diócesis.

En nuestra Diócesis, el Colegio San José, la Parroquia de San José de As Gándaras, San José de Santalla de Loúzara, la Congregación de las Siervas de San José, el antiguo Hospital y la cantidad de “Xosés e Xosefas, Fefas, Pepitas” son altamente populares. Pepe (con el femenino Pepa) se interpreta como un acrónimo formado por las siglas P.P. que aparecían en retratos de San José y que significan “pater putativus”.

En la actualidad, San José nos enseña el camino de la santificación de la vida cotidiana. Llamado por Dios cuando era un humilde carpintero, no abandonó su trabajo de cada día para servir a Dios y así aprendió a florecer allí donde estaba plantado. Por eso, es modelo de buen educador, que, como buen pedagogo acompaña con paciencia a Jesús en el camino del crecimiento. Le enseña, sin duda, a ser un perspicaz observador de lo cotidiano, le acompaña a la Sinagoga los sábados, le coge de la mano con María en la huída a Egipto, en la realidad familiar y en el trabajo.

La fiesta, unida a la del Seminario y dada la gran popularidad del santo, cuyo nombre llevo de primero con agradecimiento y admiración a mi querido abuelo Xosé, es una invitación a la entrega incondicional a la causa de Dios y a sus proyectos ya que vivió íntegramente para aquellos que tanto amaba, María y el Niño Jesús. Felicidades a los Xosés, Xosefas, Xosefinas, Pepes, Finas y demás hipocorísticos que siembran de buenos nombres la geografía gallega y española.

José Mario Vázquez Carballo

Vicario general de la diócesis de Lugo