En la pasada Nochebuena, el Papa Francisco inauguró el Jubileo Romano Ordinario con motivo del 2025 nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo, el Hijo de Dios. La Iglesia universal del Sínodo se convierte ahora en una gran asamblea jubilar. El Sínodo significó un esfuerzo por alentar a la Iglesia en el camino de la fraternidad y solidaridad.

Sínodo significa, precisamente, “caminar juntos” y nos recuerda lo importante que es escucharnos desde condiciones de igualdad, sin prejuicios ideológicos e incorporando en la praxis de la vida de la Iglesia la presencia y las voces de los alejados y de los que tanto necesitan ser escuchados y acogidos en el seno de la madre comunidad. El Jubileo de la Esperanza quiere, en la intención del Papa Francisco, restablecer en la Iglesia y en el mundo, un clima de esperanza y confianza como signo de un nuevo renacimiento que se percibe como urgente. Por esta razón, dice el Papa, “elegí el lema Peregrinos de la Esperanza”. La inquietud que nos lleva a peregrinar, a ser conscientes de dónde venimos y a dónde vamos, nace del deseo. Este es su secreto interior: saber desear.

“Desear significa mantener vivo el fuego que arde dentro de nosotros y que nos impulsa a buscar más allá de lo inmediato, más allá de lo visible. Desear es acoger la vida como un misterio que nos supera, como una hendidura siempre abierta que invita a mirar más allá, porque la vida no está toda aquí, está también más allá. (…) El mundo espera de los creyentes un impulso renovado hacia el Cielo” (Papa Francisco, homilía de la Solemnidad de la Epifanía, 2022).

En nuestra Diócesis, coincidiendo con la fiesta de la Sagrada Familia, se celebraba el pasado 29 de diciembre, en la S. I. Catedral, la solemne apertura del Año Jubilar. Y la Delegación diocesana de peregrinaciones organiza oficialmente la peregrinación de la Diócesis de Lugo a Roma durante los primeros nueve días del mes de mayo. Será una forma de expresar nuestra fidelidad a Cristo en este Año Santo acudiendo a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo.

Por otra parte, nuestro Obispo Alfonso, de acuerdo con la Bula “Spes non confundit”, ofrece también la posibilidad de peregrinar a numerosos y significativos santuarios de nuestra Diócesis y poder así ganar el Jubileo, con el perdón, la confesión y la indulgencia (Cf. Alfonso, Obispo de Lugo, Renovar la esperanza, Programación Pastoral, 1024-2025, págs. 7-19). Para ello, nos recuerda también que: “nuestras parroquias y santuarios, y por supuesto nuestra Catedral, están llamadas a prestar atención durante el Jubileo a este ministerio de la misericordia, a facilitar la participación de los fieles en este sacramento; invitándolos además a confiar en el Señor Jesús, a poner la propia vida en Sus manos, con la franqueza y la sencillez de quien no oculta nada ante quien sabe que lo ama y espera todo bien” (Alfonso Carrasco, pastoral sobre el Perdón e Indulgencia, 7 de febrero de 2025).
Cuando escribo estas líneas, nuestro Obispo Alfonso, como presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura acompañó, del 15 al 18 de febrero, a 130 personas del mundo de la cultura y del arte de España, al Jubileo de los Artistas, quienes, además de participar en los actos oficiales, completaron el programa de su estancia en Roma con visitas jubilares y encuentros organizados desde la Comisión, entre otros, una recepción oficial en la embajada española cerca del Vaticano.

Y mientras, en nuestra Diócesis, también como una magnífica actividad jubilar, se celebraron durante los días 17, 18 y 19 las vigésimo novenas Jornadas abiertas de Teología en el Círculo de las Artes de nuestra ciudad. Y no olvidemos que aquí, en Lugo, tenemos el privilegio de la Gran Perdonanza en nuestra catedral. Ello, nos lo ha regalado el buen Dios como capacidad reparadora, discreta y eficaz pero que necesita ser cuidadosamente cultivado y constantemente estimulado. Este es un tiempo favorable para recuperar las memorias del perdón.

Mario Vázquez Carballo
Vicario General de la diócesis de Lugo