ALFONSO CARRASCO ROUCO, OBISPO DE LUGO | CARTA PASTORAL MANOS UNIDAS 2025

Compartir es nuestra mayor riqueza

febrero 10, 2025 · 0:56 0

La campaña de Manos Unidas, gesto de esperanza ante las muchas necesidades simbolizadas por el hambre, se sitúa este año en el marco del Jubileo romano ordinario de 2025, en el que la Iglesia nos invita a todos a vivir y a ser precisamente “peregrinos de esperanza” en medio del mundo.

La esperanza nace en nosotros por la experiencia del amor y la entrega de Jesús, el Señor por nosotros; y la certeza de este amor, del que nada podrá separarnos jamás (cf. Rm 8,38-39), la hace inquebrantable.

El Señor ha querido participar de nuestra carne y sangre, conocer la tentación del sufrimiento y el peso del pecado. Este compartir suyo con nosotros, que no se ha detenido ante la muerte, es nuestra mayor riqueza: vivimos en la fe en el Hijo de Dios, que nos amó y se entregó por nosotros (cf. Ga 2,20). Saber que no estamos solos, admirarnos al percibir de nuevo la caridad que resplandece en la humanidad de Jesús, en la que nos habla y se expresa Dios mismo, nos hace caminar con esperanza.

El amor infinito de Dios se ha revelado como un compartir, un querer estar con nosotros para siempre, todos los días, sin que lo detengan los abajamientos, los sufrimientos, las ingratitudes que nos son propias. Su expresión más plena es habernos dado participación en su Cuerpo y Sangre. Este es el corazón de nuestra fe, como confesamos en esta Diócesis de Lugo, en la que la Eucaristía está expuesta desde tiempo inmemorial en el altar mayor de la Catedral como signo de la verdadera fe.

El Señor comparte con nosotros su Corazón, su Espíritu, para que aliente también en nosotros. Para que podamos hacer nuestro su Amor, viviendo con realismo pleno una caridad que significa compañía cercana, poner en común lo propio, entrega de sí por el bien del otro. Esta es la raíz de una vida que no será derrotada, a pesar de la fragilidad de nuestra persona, de los límites de nuestras fuerzas y de nuestra gran necesidad de perdón. Pues la caridad no pasará nunca (1Co 13,8) y ha sido derramada en nuestros corazones (Rm 5,5).

De modo que ya ahora podemos decir: “Soy amado, luego existo; y existiré por siempre en el Amor que no defrauda y del que nada ni nadie podrá separarme jamás” (Francisco, Bula Spes non confundit, 21). Realmente, compartir es nuestra mayor riqueza: el compartir del Señor con nosotros, que nos enriquece para siempre, y nuestro propio compartir con los demás, por la participación en su Espíritu de vida.

El lema de la campaña de Manos Unidas nos recuerda así las verdades más queridas del corazón: la gratitud por el Amor del Señor, que no se avergüenza de llamarnos hermanos (Hb 2,11), por el don de su Espíritu y por haber querido que, a su imagen y semejanza, la ley de nuestra vida sea también la caridad, más grande cuanto menos se enaltece a sí misma y más se acerca al otro, cuanto más cuida de su dignidad, de su persona y de sus necesidades, cuanto más se entrega para venir en su auxilio.

Agradecemos a Manos Unidas que una vez más nos dé ocasión de recordar estas verdades tan luminosas, que nuestro mundo no parece comprender: la caridad, el compartir es nuestra mayor riqueza.

Y la caridad vivida, el compartir realizado permanecerá para siempre, será camino verdadero de humanidad, sosteniendo la esperanza de nuestros contemporáneos, de los necesitados en cuerpo y alma, y la nuestra en primer lugar.

+ ALFONSO, OBISPO DE LUGO

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