MARIO VÁZQUEZ CARBALLO | VICARIO GENERAL DE LA DIÓCESIS DE LUGO

¡INSENSATOS!

noviembre 10, 2024 · 19:09 1

La insensatez es una actitud y conducta muy negativa que aparece con frecuencia en la Biblia y que el mismo Jesucristo condena por las graves consecuencias que esta forma de ser tiene para la existencia cotidiana y para la praxis de una vida espiritual con sentido cristiano.

La tragedia de Valencia abre una crisis sin precedentes y nos invita a todos a pensar y a actuar en consecuencia más allá de las humanas necedades o posibles insensibilidades. La Iglesia que peregrina en Lugo sensible al dolor y al sufrimiento de sus hermanos también quiere acompañar, de diversos modos, a mitigar las necesidades de tantas personas que sufren las consecuencias de una de las peores gotas frías registradas en España. La decisión de que la colecta del Día de la Iglesia Diocesana, que se realiza tradicionalmente este domingo de noviembre en las 1139 parroquias de la Diócesis, se destine para los damnificados, está cargada de sensatez y sentido común. La sociedad en general está dando un valioso testimonio de entrega, caridad y solidaridad.

Jesús de Nazaret conocía muy bien la situación social que se vivió en los años 30 del siglo primero. Mientras que en Tiberíades y otras ciudades crecía la riqueza, en las aldeas aledañas aumentaba el hambre y la miseria. El Evangelista y médico Lucas, en un hermoso relato de contenido religioso y social (Lc 12, 13-21), nos revela lo que Jesucristo piensa y siente de aquella situación y de otras similares tan contrarias al proyecto deseado por Dios de un mundo de justicia y fraternidad para todos. En la citada parábola, el monólogo del rico nos descubre la sinrazón insensata de los poderosos de este mundo que solamente piensan en acaparar riquezas y engañan al pueblo con falsedades y mentiras que excluyen de su horizonte a los necesitados. Por eso, el juicio de Dios es rotundo: ¡Insensatos!

La tragedia de Valencia, aunque “natural”, debe hacernos reflexionar sobre el cuidado de la casa común, la justa distribución de los bienes y la realización social de proyectos de viviendas y ciudades de saludable convivencia que eviten absurdos sufrimientos. Después de tantos siglos de historia, algunos insensatos se disculpan con pensamientos inútiles para reafirmar sus ideas pseudorreligiosas queriendo hacer creer que los bienes y males de este mundo son premios y castigos de Dios. Así, se hacen cómplices de la maldad establecida sobre la justicia que clama. Por otra parte, por escandaloso que sea el tema del mal y del sufrimiento de los inocentes, ese escándalo no puede utilizar falsamente el nombre de Dios para justificar el bien como premio o el mal como castigo. Desde ahí, el tema de Dios está mal planteado y falsificado para siempre.

Los confesantes de la fe en el Dios cristiano podrán decir que se fían de Él a pesar del mal. El Dios de Jesucristo se encarnó voluntariamente en la historia y sufrió las injusticias de los poderosos en la cruz. No es ajeno al sufrimiento humano ni es un sádico despiadado, ni mucho menos la causa del mal. Él, está también ahí, llevado por las aguas torrenciales de la existencia humana, acompañándonos solidariamente en las cruces de cada día para ofrecernos consuelo en el dolor, esperanza en la desesperación y salvación frente a cualquier modo de aniquilación. Incluso puede ocultarse, y se oculta a veces, sin dejar de hacerse presente en todo lo verdaderamente humano. Por eso, este Deus minor es el Deus semper maior.

Mario Vázquez Carballo

Vicario General de la diócesis de Lugo

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