Ante ti, Santa María la Real de O Cebreiro, vengo a pedir tu ayuda y tu consuelo para mí, y para todos los diocesanos.
Pongo ante Ti mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón. Confío en tus manos todo mi ser. Tú, que conoces mis temores, mis dudas, mis esperanzas y alegrías, custodia mi vida y todos mis actos para que le sea más fiel a tu Hijo cada día. Protégeme y muéstrame tu auxilio en los momentos de dificultad.
Vuelve tus ojos con cariño hacia estos hijos e hijas tuyos que forman parte de esta pequeña porción del Pueblo de Dios que es la Diócesis de Lugo.
Te confío a los que viven solos; a los enfermos; a los parados; a los ancianos; a los extranjeros que vienen a nosotros buscando un futuro mejor. El pueblo de Dios te invoca como Auxiliadora, sé auxilio y consuelo para todos ellos Virgen de la Esperanza.
Pongo en tus manos a todas las personas qué en la diócesis, de una forma callada y constante, dedican su tiempo a aliviar los sufrimientos de nuestros hermanos, en su cuerpo y en su espíritu. Que en tu corazón de Madre encuentren el sosiego y la calma que precisan en sus momentos de dificultad.
Te confío, Madre, toda la tarea evangelizadora y catequética de nuestra diócesis. Que todas las comunidades cristianas se sientan apremiadas por anunciar, transmitir y vivir el Evangelio. Que bajo tu intercesión y amparo sepamos renovar e intensificar la catequesis y realizar una nueva evangelización.
María, Madre nuestra: necesitamos de Ti para que la caridad sea nuestro afán de cada día. Te pido especialmente que nos enseñes y nos ayudes a amar como Tú has amado y como tu Hijo quiere que lo hagamos para que seamos fieles discípulos suyos.
Santa María, Madre de la Iglesia, te pido por todos los peregrinos que pasarán por aquí y por los distintos caminos que atraviesan nuestra Diócesis, alienta la fe en todos ellos y en nosotros.
María, Tú eres mujer eucarística, tu fiat nos impulsa siempre a profesar el Mysterium fidei que es la Eucaristía. Que en toda la Diócesis vivamos la Eucaristía como centro y culmen de toda la vida cristiana. ¡Ayúdanos, Madre! Qué busquemos en todo momento a Jesucristo, Pan de vida.
Santa María, en todas las circunstancias que estamos viviendo, juntos te decimos de nuevo:
Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios, no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh, ¡Virgen gloriosa y bendita!
Oh, María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
+Alfonso Carrasco Rouco
Obispo de Lugo
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