Los abuelos son los buenos de la película. Muchas veces viven con el deseo de querer dar a sus nietos aquello que no pudieron darle a sus hijos. La bondad es connatural a su nuevo rol. Una verdadera entrega que no entiende de tiempo, ni de lugar… Entrega y bondad, sus dos mejores aliados.
Son besos, caricias, ternura. Son los brazos donde llorar cuando uno está triste, los payasos de la fiesta -si se tercia- o los mejores compañeros de aventuras. Son animadores deportivos, los fans número uno de tu club, unos óptimos creadores de historias, los perfectos cómplices en las travesuras y los compañeros ideales para el estudio.
Aunque solo tuviesen un empleo, de repente se vuelven polifacéticos. Son profesores, jardineros, cocineros, enfermeros, fontaneros, electricistas, ingenieros, arquitectos…y todo lo que sus nietos necesiten.
Su reloj excede las 24 horas. Su semana parece que tiene más de siete días. Su vida se multiplica con cada sonrisa.
No leen la mente, pero saben lo que piensas. No saben hipnotizar, pero dormirse en sus brazos es casi automático. Quizás no son muy tecnológicos, pero su teléfono está siempre disponible para ti. Aunque te invadan las prisas, cuando estás con ellos parece que el mundo se detiene. No harán las cosas con mucha rapidez, pero se saben los mejores trucos para que salga perfecto.
Les encanta decir que ellos molestan, estorban… Pero no es verdad. Sin ellos nada es igual.
Son tus superhéroes, tus mejores amigos, tus espectadores más entregados, tu apoyo incondicional, tus abrazos en invierno y tu crema de sol en verano.
Y cuando eres nieto solo deseas: «ojalá, algún día, sea como él/ella».
Y cuando miras a tus padres solo piensas: «¡Qué suerte han tenido y cuánto han aprendido de los mejores profesores!».
Por eso, durante esta pandemia nosotros hemos redescubierto este gran regalo que tenemos y hemos tratado de cuidarlos como nunca. Y un deseo hacia Dios resuena siempre con fuerza en nuestros corazones: que los abuelos sean eternos, por favor.
Hoy, día de Santa Ana y San Joaquín, los padres de la Virgen y los abuelos de Jesús, celebramos a los patronos de nuestros mayores a la par que toda la Iglesia recuerda a quienes han fallecido durante el tiempo de confinamiento, por coronavirus o por otras causas. Queremos, así, dar gracias al Señor por ellos, nuestros abuelos, y seguir cuidando con renovado empeño de todos ellos. ¡Gracias, Jesús, por los abuelos!
Nicolás Susena Presas
Director del COF Diocesano de Lugo y párroco de Castroverde
Señor Jesús, tú naciste de la Virgen María, hija de los santos Joaquín y Ana. Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.
¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sostenlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Qué jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.
María, Madre de todos los vivientes, cuida constantemente a los abuelos, acompáñalos durante su peregrinación terrena, y con tus oraciones obtén que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial, donde esperas a toda la humanidad para el gran abrazo de la vida sin fin.
Amén
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