Con agrado recuerdo los años vividos en ese hermoso país como misionera.
Dios ha querido llevarme allí, me mostró su voluntad y yo la acepté, dándome cuenta de lo que me suponía abandonar la vida que tan bien organizada la tenía. Pero si Dios pide algo, de verdad merece la pena realizarlo, aunque cueste mucho. Le pregunté por qué me quería allí y claramente comprendí su respuesta: para que te conviertas…
La llegada a ese país me entusiasmó: su belleza, su clima primaveral todo el año, el mismo idioma, la igualdad de sus noches y días siempre. Pero sobre todo sus gentes: acogedoras, sensibles, cariñosas, alegres, con quien se siente uno a gusto y además mostraban deseo de reunirse para compartir (son muy generosas) y celebrar sus acontecimientos.
Mi tarea fue como maestra en un colegio de la Diócesis de Machala, con muchos alumnos de 11-12 años inteligentes. Con ellos me encontré bien, en general, y también con sus padres, que acudían a la reunión mensual habitualmente.
Tuve la ilusión de conseguir una enseñanza siguiendo métodos similares a los que yo había impartido en España y que eran eficaces. La ocasión se me ofrecía en la reunión mensual que teníamos los profesores del colegio y que era agradable, pues nadie se oponía a lo que se indicaba como positivo. Pero el tiempo me demostró que era vano mi esfuerzo, aunque, en apariencia, se aceptaba, porque luego seguía todo igual que antes.
En donde he visto que mereció la pena el esfuerzo fue en un «albergue» que se creó con la ayuda de un joven, para recoger a los que vivían en la calle y que fue creciendo con la ayuda de mucha gente, su historia fue simpática.
También creo que merecieron la pena las aventuras vividas en una isla de Ecuador, cuyos habitantes eran evangelistas y se hicieron católicos. Algunos estaban enemistados y he visto que hicieron las paces.
De lo que estoy bien convencida es que la vida sólo tiene sentido si en ella se cumple la voluntad de Dios, así se tiene paz y alegría siempre, en lo agradable y en lo desagradable. Os lo digo con todo mi cariño.
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