Concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana.
En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos [Heb 1, 1]
Dios nuestro,
que admirablemente creaste la naturaleza humana
y, de modo aún más admirable, la restauraste;
concédenos compartir la vida divina de aquel
que hoy se ha dignado compartir con el hombre
la condición humana.
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