MARIO VÁZQUEZS CARBALLO | VICARIO GENERAL DE LA DIÓCESIS DE LUGO

EXERCITIA SPIRITUALIA

enero 21, 2024 · 11:56 1

Comienza un año nuevo. Además de reorientar mi propia existencia, me propongo ayudar a otros a repensar la vida y a reconocer que es bueno habituarnos a saber mirar hacia atrás con sabiduría para vivir en el presente ilusionadamente y mirar al futuro con confianza.

La famosa frase de Cicerón “nunquam minus solus quam cum solus sum”, (“nunca estoy menos solo que cuando estoy solo”) adquirió carta de naturaleza en la literatura espiritual cristiana desde San Ambrosio pues él mismo la transcribió dándole un sentido profundamente cristiano. Al final del siglo IV, dentro de las instituciones que más han progresado, se piensa en aquellas que se propusieron como ideal común el aislamiento y el silencio, el servicio exclusivo a Dios o la vida en comunidad con su lema “ora et labora” según la regla benedictina. Los cenobitas, los eremitas, San Antonio, San Pacomio o San Basilio, San Agustín y San Benito o San Bernardo, entre otros, son padres espirituales de estas iniciativas en la diversidad de carismas. Ya en el siglo XII, G. de Saint-Thierry utiliza con frecuencia la expresión “spiritualia exercitia” (ejercicios espirituales) contraponiéndola a la “exercitia corporalia” (ejercicios corporales).

En la actualidad “da que pensar” el hecho de la proliferación de gimnasios urbanos que se reproducen como setas en las ciudades y que son, sin duda, tendencias que expresan una mayor conciencia respecto a hábitos y estilos de vida saludables. La pena es que esto ocurre frente al abandono de las ejercitaciones espirituales. La realidad es que no debería haber contraposición entre unas experiencias y otras ya que se complementan. La Iglesia siempre fue maestra de la educación y de la excelencia en el deporte, así como de propuesta de una ética del cuidado personal y de los demás. En Lugo, ya por el mes de enero, la Diócesis ofrece a su clero la posibilidad de realizar Ejercicios Espirituales en los centros propios del territorio o en algunas de los centenares de Casas de Espiritualidad esparcidas por la península. Los Obispos también tienen esta buena costumbre y gran parte de ellos pasan una semana de Ejercicios en la sierra de Madrid. La mayoría de las Diócesis organizan varias tandas semanales para ofrecer experiencias de silencio, de encuentro con una mismo y de convivencia espiritual a sus sacerdotes. Los movimientos apostólicos y los grupos organizados de apostolado seglar, así como las personas de vida consagrada y contemplativa, en monasterios o casas de espiritualidad, también se suman a esta gratificante y consoladora experiencia inventada por el mismo Jesucristo en el desierto.

De las experiencias de retiro (del latín “recessus”, retirarse, apartarse) silencio y soledad de Jesús de Nazaret, nos dejan constancia con clarividencia los Evangelios. Él se retiraba con frecuencia, incluso noches enteras, a orar en soledad. Y lo hacía especialmente en momentos decisivos: en el desierto frente a las diabólicas tentaciones, cerca del lago de Galilea cuando las multitudes le seguían locamente o antes de tomar grandes decisiones antes de la elección de los Apóstoles. Esta gran tradición de espiritualidad la impulsó de una forma muy singular San Ignacio de Loyola con sus ejercicios espirituales, fruto de su experiencia personal y de su peregrinación en la búsqueda de la voluntad de Dios. Desde hace cinco siglos han sido un modo de ayudar al encuentro con Dios en la propia vida, en el camino único e irrepetible de cada persona. Por eso son una experiencia que marca un antes y un después en quien los hace.

  1. Mario Vázquez Carballo, Vicario General

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