Jóvenes, valorad vuestro tesoro

«Juventud, primavera de la vida».  La primavera no es meta, pero posibilita el alcanzarla. La primavera no es un fruto en sazón, pero apunta a conseguirlo.  La primavera no es espiga, pero dará paso al grano de la espiga.

La juventud tiene el derecho de recibir de las generaciones precedentes puntos firmes para hacer sus opciones y construir su vida, del mismo modo que una planta pequeña necesita un apoyo sólido hasta que crezcan sus raíces, para convertirse en un árbol robusto, capaz de dar fruto.

Los jóvenes sois como las plantas; por los primeros frutos se ve lo que se puede esperar para el porvenir.

Los jóvenes sois personas en plenitud, pero aún estáis en camino.

Es hermosa vuestra edad, pero puede acarrear riesgos.

Valorad vuestro tesoro en vosotros y en los otros.

Preparad vuestro futuro con gozo y responsabilidad.

Manteneos en respeto mutuo vosotros y vosotras.

Jóvenes, tratad a las jóvenes, como queréis que traten a vuestras hermanas.

Novios, valorad a vuestras novias como a las futuras madres de vuestros hijos.

El mejor regalo para un hijo es tener una madre santa.

Preparad tan preciado regalo a vuestros hijos del mañana, viviendo limpiamente los años de vuestra juventud.

Sed vosotros mismos los mejores modelos de una futura familia ejemplar.

Seguid caminos “alternativos” indicados por el amor verdadero: un estilo de vida sobrio y solidario; relaciones afectivas sinceras y puras; un empeño honrado en el estudio y en el trabajo, un interés profundo por el bien común.

Y, como cristianos, comportaos de tal manera que la Virgen Inmaculada siempre pueda sonreiros.

Si así lo hacéis, ¡enhorabuena!.

El que lleva a cabo la obra cristiana es el Señor, pero nosotros somos sus colaboradores. Pues, que el plan de Dios se cumpla plenamente en cada uno de cuantos hoy estáis en la primavera de la vida.

Indalecio Gómez Varela

Canónigo de la Catedral de Lugo