DANIEL GARCÍA GARCÍA | PÁRROCO DE ALBEIROS

El hermoso signo del pesebre

diciembre 27, 2019 · 21:56 0

El 1 de Diciembre de este año el Papa Francisco acaba de publicar la Carta Apostólica, El hermoso signo del pesebre, sobre el significado y el valor del belén. En él escribe que una de las mejores formas de experimentar la alegría de la Navidad y que expresa una rica espiritualidad popular es el Belén.

El popular Nacimiento.  El Belén, afirma “es como un evangelio vivo”. Así, “la contemplación de la escena de la Navidad nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar  a cada hombre. Y descubrirnos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”.

El Belén nos habla del amor de Dios. Del Dios que se ha hecho Niño para decirnos lo cerca que está de todos nosotros. De ahí que, en medio de una sociedad que trata de silenciar y ocultar la verdad de la Navidad, el Papa nos alienta a poner el Belén en nuestros hogares, en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las plazas. Ese signo religioso nos evocará lo que celebramos. Sin embargo, es curioso que en toda la ciudad de Lugo no encontremos el Nacimiento en ningún lugar público, en ningún escaparate, calle o plaza. Propaguemos para recuperar el sentido de la Navidad esta popular y sencilla representación del Nacimiento de Cristo.

La carta recuerda que Cristo nació en un pesebre, lugar donde los animales van a comer. Pesebre, praesepium, lugar del alimento. El heno se convierte en el primer lecho de Aquel que se revelará como “el pan bajado del cielo”. Un simbolismo, recuerda Francisco, que ya san Agustín, junto con otros Padres, había subrayado: “puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros”.  Alimento, pues, que nace en Belén y se concreta y perpetúa en alimento eucarístico. El encuentro con el Belén nos permite e invita a reconocer la presencia de Cristo como Pan Eucarístico. La Vida se hizo visible (1Jn 1,2). Así, nosotros, hijos de la Ciudad del Sacramento, no dudamos en ponernos de rodillas, adorar y reconocer (como los pastores y Magos) la presencia de Cristo Vivo y Real en la eucaristía. En Ella el mismo Señor nos espera, nos habla, nos renueva su amor. No es una forma de hablar: Jesucristo está realmente presente en el Pan Consagrado. También en Navidad adoramos y reconocemos la presencia real de Jesús Eucaristía. Contemplemos a Jesús en Belén para estimar su amor, aún mayor, permanente en la Eucaristía.

Y no hay Belén sin figuras de mendigos, pobres, gente del pueblo de Belén. Gente que no conoce “otra abundancia que la del corazón (Francisco). En la escuela del Pesebre, en tiempo de Navidad, y siempre, abramos el corazón a esta presencia sencilla y oculta de Cristo que nace pobre y se encarna  en los pobres, sencillos y excluidos de nuestro mundo. Navidad es la revolución de la ternura y del amor a los otros. Desde el Belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los hermanos un mundo más humano y fraterno. Feliz Navidad con Cristo en el Belén y presente en la eucaristía y los hermanos.

Daniel García García

Canónigo y párroco de Albeiros

Opina sobre esta entrada:

Al pulsar 'Enviar' aceptas las Normas de Participación. [Abrir emoticonos] [Configura tu icono personal]