«De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá miembros, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da la vida y esperanza más allá de la muerte» [Ratzinger, 1969].

¿Habría que cortar con algunas tradiciones?

Pues ya queda atrás el día de Corpus. «Pasó el día, pasó la romería». Estarán pensando que lo digo como si ya, por fin, hubiéramos superado algo malo. La verdad es que para la Parroquia es un día un tanto complicado. Lo digo por todo lo que supone una celebración de primeras comuniones en la época actual: invitados, fotógrafos, los niños nerviosos…

Los que nos juntamos a diario para la celebración de la misa o para la adoración eucarística estamos acostumbrados a hacerlo en silencio y con mucha tranquilidad, por lo que un día como el de Corpus no es cuando más fácil nos resulta rezar.

Al final el tiempo dio una tregua y Jesús Sacramentado salió por nuestras calles, pero me temo que muchos ya no lo reconocieron y que llevaron más miradas las alfombras que aquel por quien se hicieron.

Es una pena, pero es así: hacer las cosas y no saber por qué se hacen o por qué son así.

Personalmente tengo un dilema grande. ¿Hasta qué punto hay conservar tradiciones de las que ya muy pocos conocen su sentido? ¿Por qué seguir haciendo algo que la mayoría no sabe lo que significa? Entiendo que la tradición por la tradición no tiene sentido. Pudo tener su importancia hace unos años, pero no veo que sea necesario conservar algunas cosas solo por lo pintorescas que resultan.

No quiero decir que no haya que celebrar el Corpus, pero habrá que hacerlo dignamente. Desde luego no tiene sentido hacer una procesión de Corpus y que nadie reconozca a Jesucristo en la custodia. Podría seguir poniendo ejemplos de otras muchas cosas que ya solo se hacen por tradición o por un evento social, pero que ahora están vacías de sentido para una mayoría.

Pienso que en algún momento habrá que empezar de nuevo. Necesitamos hacer un «reseteo» sin tardar mucho, también por la salud mental y espiritual de los sacerdotes. Es un tema muy complicado, lo sé.

¿Qué nos espera ahora?

Cómo os decía el otro día, nos quedan aún muchas fiestas patronales y algunas celebraciones de Primeras Comuniones.

También estamos pendiente de la celebración de Iniciación Cristiana de un adolescente. Esto es, que reciba los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía en una misma celebración. Cuando sepa algo más ya os lo comunico, pues este sería un día especial en que convendría que estuviésemos presentes los más posibles para acompañar a este chico.

Fuimos un grupo de 15 personas, entre los que estábamos los 2 sacerdote del arciprestazgo. Los otros dos se tuvieron que quedar por un funeral. Fue un día de sana convivencia, de formación y de oración. A esto también nos ayudó el tiempo. Tuvimos un día espléndido, de los que nos son muy frecuentes en O Cebreiro.

También nos espera la vuelta a la tranquilidad del Tiempo Ordinario y poder vivir y celebrar la fe sin tanto estrés.

Peregrinos

Este año estoy notando más afluencia de peregrinos en la misa diaria. Muchos días el grupo pasa de las 15 personas, que es un número muy bueno para el Camino Primitivo.

En este tema también nos movemos en extremos. Pasa algo parecido a lo que os comentaba del Corpus y otras tradiciones.

Hace unos días un peregrino me contaba que otros peregrinos con los que encontró por el Camino casi lo miraban mal porque él les decía que estaba haciendo el Camino por motivos de fe. Parece un absurdo, pero es así: estás haciendo el Camino de Santiago y al mismo tiempo Dios te estorba para hacer el Camino. Ya no sé cómo explicarlo, porque es un absurdo.

Como en el pueblo no hay muchas cosas que ver, la iglesia parroquial es casi un lugar de visita obligada para todos los peregrinos, sean o no creyentes o sean o no católicos (a veces también pasan ortodoxos y protestantes).

A veces tengo ocasión de observarlos. El peregrino auténtico sabe en dónde entra y sabe cómo entrar: en silencio, buscando con la mirada el sagrario, genuflexión y el reclinatorio del banco. Después de una oración más breve o más larga ya visita el resto de la iglesia y hace sus fotos. Duración de la visita: entre 5 y 10 minutos. Este peregrino volverá después a la misa.

El caminante que no es peregrino entra porque no hay mucho más que ver en el pueblo y hay que pasar la tarde en algo. Da una vuelta por el interior, se admira del dorado del retablo, comentan en voz alta y para fuera. Duración de la vista: 1 minuto.

A pesar de todo, sigo diciendo que el Camino y los peregrinos que lo hacen es una gran riqueza para el pueblo y para la Parroquia. Aquí los acogemos a todos lo mejor que podemos y sabemos.

Encuentro de fin de curso en el Cebreiro y Corpus en Lugo

Esto ya es otra cosa. No fue el día de Corpus, pero como si lo fuera. El Cebreiro es un santuario eucarístico y mariano. Además, el tema que se expuso este año versaba, precisamente, sobre el Corpus.

Fuimos un grupo de 15 personas, entre los que estábamos los 2 sacerdotes del arciprestazgo. Los otros dos se tuvieron que quedar por un funeral. Fue un día de sana convivencia, de formación y de oración. A esto también nos ayudó el tiempo. Tuvimos un día espléndido, de los que no son muy frecuentes en O Cebreiro.

En el siguiente enlace podéis escuchar/descargar la conferencia.