Miguel Ángel Álvarez Pérez | 13 de enero de 2019

La verdad os hará libres

enero 12, 2019 · 22:41 1

Las noticias se vuelven cada más frenéticas y, aunque decimos muchas veces que nada nos sorprende y que estamos curados de espantos, no es así. Siempre se puede ir a más y las previsiones permanentemente se ven superadas por cosas que nos asombran.

Lo que no comprendo es lo poco o nada que se respetan las ideas de los demás en esta sociedad que se autodefine como “plural”. Lo que estamos viendo estos días después de los resultados de Vox en las elecciones al parlamento andaluz parece que contradice esa pluralidad de la que tanto se habla ahora. Y hay más casos llamativos, sobre todo de contramanifestaciones, también con ataques de violencia física incluidos y, ya no digamos, verbal.

En mi libertad, mientras no se me impida por imperativo legal, me permito desconfiar de aquellos que solo tienen como principal argumento para defender sus ideas, los ataques físicos y verbales a los que no piensen como ellos. Cuando no podemos convencer a los demás con el testimonio de nuestra propia vida, difícilmente lo vamos a hacer de otra forma.

Cuando pienso en estas cosas me acuerdo de las palabras de Jesucristo cuando nos advierte de que “la verdad os hará libres” (Jn 8, 32) y que han servido para titular infinidad de artículos, también este.

Lo sabemos bien. Cuando mentimos nos volvemos esclavos de nuestra propia mentira, que nos llevará a mentir más y más para nos ser descubiertos.

No es libre el que quiere imponer a la fuerza sus ideas,  su proyecto de vida o de sociedad. No es libre el que nos quiere hacer comulgar a todos con su “pensamiento único”.

La verdad se defiende sola. La verdad no necesita argumentos ni excusas baratas. La verdad lleva a la vista su sello de garantía.

Entiendo que nadie pone en duda el valor de lo verdadero. Nos gusta tratar con personas sinceras y que son de fiar. Sin embargo, la realidad es otra y los atentados a la verdad son cada más frecuentes, por lo que la desconfianza se empieza a apoderar de nosotros.

Puede ser que, a estas alturas de la historia de la humanidad, necesitemos buscar la ayuda del autor de la verdad, de Jesucristo, el mismo que nos dijo que “la verdad os hará libres”.

Cuando se pierde la referencia a la “Verdad Absoluta” nos volvemos fanáticos de nuestras pequeñas verdades. Eso en el mejor de los casos. Porque, lo más habitual es que intentemos convertir a los demás en presos de nuestras mentiras.

La presencia de Jesucristo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”(Jn 14, 6) es más necesaria que nunca. El pecado de Adán y Eva fue querer ser más que Dios y ocupar su lugar. El pecado del mundo actual es exactamente el mismo: elevar a una categoría tal nuestro propio criterio que no se permita que haya nada ni nadie más por encima. Pero la historia ya demostró demasiadas veces que las personas podemos ser buenos humanos, pero muy malos dioses.

 

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