Cuando veo lo que un aficionado paga por una camiseta de su equipo de fútbol, quedo sorprendido y con un montón de interrogantes. Hoy se está pagando más de 150 € en las que llevan todas las garantías, es decir, ¡¡más del 10 % del salario mínimo oficial en el país!! Por otra parte el coste de la fabricación de las camisetas no creo que llegue a 5 €. ¿Cómo es posible esa diferencia?
Se sabe que ADIDAS le paga cada año al Real Madrid 120 millones de €, a los que sumar 80 por llevar escrito FLY EMIRATES y 70 por HP, y algún incentivo más. NIKE paga 105 al Barcelona y se suman 70 por SPOTIFY y 12 por AMBILIGHT… Financian otros equipos, selecciones, deportistas, eventos y campeonatos. Algunos ejemplos:
-ADIDAS financia al Manchester United con 94 millones de €, Bayer de Munich 90, Arsenal 68… Selecciones: Alemania más de 50, España más de 40, Argentina 23… Deportistas: Messi 31, Patrick Mahomes 20, James Harden 15,7 millones…
-NIKE al Liverpool con 82 millones, Paris S.G. 80, Chelsea 76… Selecciones: Francia 42,6, Inglaterra 34,5, Brasil 30,7… Deportistas: Haaland 25, Ronaldo 17, Mbappe 16, Sinner 15, Rory McIlroy 22, Kevin Durant 30, Lebron James 30.
La cuestión es por qué emplean tanto dinero las marcas en deportistas y equipos. Lo que buscan es convertirlos en ídolos a los que se les da una aureola sacralizadora de admiración y devoción con la finalidad de conseguir un mayor beneficio para las empresas y los patrocinados.
La aureola sacral e idolátrica alrededor de esos deportistas explica hechos como que unos chicos le preguntasen en una ocasión al responsable de sonido en las ruedas de prensa de un equipo de fútbol famoso cómo eran sus admirados jugadores, sus ídolos, y este les contestó que eran ¡in-so-por-ta-bles!
El famoso escritor inglés Chesterton afirmaba con claridad que “lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no creen en nada, sino que están dispuestos a creer en cualquier cosa”. Idolatrar a estos equipos y jugadores es lo que explica que haya personas dispuestas a pagar más del “diezmo”, 10 %, de su sueldo en una camiseta de determinado jugador de su equipo. Y que además los “más devotos” se junten en quedadas para enfrentarse y derrotar a los contrincantes, enemigos, de sus dioses y, como cuentan los medios de información, a veces terminan con muertos.
Se cita muchas veces la frase del escritor francés, Bernanos, “un cura menos y 100 brujos más”. Así encontramos cantidad de adivinos, echadores de cartas, astrólogos, quiromantes y otros hechiceros que continuamente vemos en las televisiones, radios etc. Además sabemos de personajes importantes que acudían a ellos antes de tomar decisiones relevantes. Recordemos solo dos ejemplos:
-François Miterrand, uno de los presidentes (1981-95) más influyente de Francia, consultaba con la astróloga Élizabeth Teissier pidiéndole consejo sobre el mejor día para iniciar la intervención militar en la Guerra del Golfo (1991), para celebrar el referéndum de ratificación del Tratado de Maastricht… La recibía en el Elíseo y aceptó su petición de grabar las conversaciones para sus nietos y para un libro.
-Ronald Reagan, presidente de EEUU (1980-88), consultaba a la astróloga Joan Quigley muchas medidas como revelaría años después Donald Regan: “Prácticamente todos los grandes movimientos y decisiones que Reagan tomó durante mi época como jefe de la Casa Blanca (1985-87) se acordaron de antemano con una mujer de San Francisco, que elaboró los horóscopos para asegurarse de que los planetas estaban en una alineación favorable”. Quigley tituló sus memorias “Mis siete años como astróloga de la Casa Blanca para Nancy y Ronald Reagan”. Definía su aportación como un “trabajo técnico” de “astrología política” y sus predicciones determinaban fechas y horas de discursos presidenciales, ruedas de prensa y desplazamientos del avión Air Force One. Se le atribuyen las extrañas 12:10 horas para el comienzo del acto oficial del nombramiento de Reagan como gobernador de California en 1967.
La existencia de ídolos lleva consigo una despersonalización del ser humano, pues los ídolos exigen sacrificios humanos en un sentido amplio, que pueden ir desde despreciar y odiar a las personas que son de otros equipos y jugadores (sectas) hasta sacrificar vidas ajenas. Esto permite entender lo que hace años por ganar 0-5 al Real Madrid en el Bernabéu dijo un aficionado del Barcelona: ¡¡“Ahora ya puedo morir tranquilo”!!
Antón Negro
Sacerdote, sociólogo, delegado de Cáritas Lugo
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