MANOS UNIDAS 2023 | CARTA PASTORAL DEL OBISPO DE LUGO

Frenar la desigualdad está en tus manos

febrero 8, 2023 · 23:09 0

“La desigualdad se ha convertido en la mayor amenaza a nivel mundial”, porque provoca que millones de seres humanos vivan en la pobreza y mueran de hambre (Manos Unidas). De hecho, se estima que cada nueve segundos muere una persona de hambre en el mundo; mientras sabemos bien que no habría motivo alguno para ello, existiendo recursos suficientes para todos.

Pero también es cierto que “los proyectos de Manos Unidas cambian la vida de la gente” (Hna. Victoria Braquehais, en Camerún); que nuestra contribución, hecha con conciencia despierta y, por tanto, organizada, puede dar frutos concretos. Hemos de alegrarnos por poder decir que está efectivamente en nuestras manos frenar al menos un poco esta desigualdad; que, gracias a Manos Unidas, nos es posible llegar a personas concretas y muy necesitadas, ayudándolas realmente.

El trabajo organizado es expresión de la caridad verdadera, que es, por supuesto, inteligente y por ello busca siempre los métodos y caminos mejores para su acción. Y, por esta conciencia y este trabajo constante, atento a las circunstancias concretas, deseoso de aportar soluciones, crece también la inteligencia de los problemas y de sus raíces en los modos de vida de nuestras sociedades. La campaña de Manos Unidas nos presta también este servicio un año más.

En efecto, el crecimiento de la desigualdad es verdaderamente una amenaza, de que se pisoteen la dignidad y los derechos más elementales de la persona, de que muchas se encuentren en situaciones límite.

Es un riesgo que hemos percibido muy real a partir de la pandemia, de la observación de que en los extraordinarios procesos vividos los muy ricos se habían hecho aún más ricos, mientras crecía la incertidumbre de la mayoría, simbolizada por el doloroso fenómeno de la inflación.

Esta situación de crisis nos trae a la memoria cómo precisamente la familia ha contribuido y puede contribuir a combatir esta desigualdad y sus consecuencias, como ya sucedió en otros momentos recientes. Se comprenden entonces fácilmente las repercusiones que puede tener una política que no defienda la familia, como la que pone en cuestión su identidad y no la protege en sus necesidades más inmediatas.

El ejemplo de la política familiar puede servir para comprender que desigualdades estructurales pueden verse potenciadas por evoluciones sociales y decisiones políticas. Otros ejemplos podrían ser los referidos a las medidas contra el cambio climático, al uso generalizado de algoritmos en las instituciones públicas o en grandes empresas, al control de los medios de comunicación, etc., que determinan cada vez más la vida cotidiana.

Todo ello pone ante nuestros ojos el aumento constante de instrumentos y capacidades de acción en nuestra sociedad, del poder humano. Y subraya al mismo tiempo el significado radical e insustituible de la persona, de su conciencia, de la obra de nuestras manos. El crecimiento de la capacidad de dominio sobre muchos aspectos de la realidad –y sobre las personas y la sociedad– puede ser ocasión de muchos bienes, pero también del abuso cada vez más estructurado del fuerte sobre el débil, del crecimiento de la desigualdad.

La campaña de Manos Unidas nos llama así a nuestra responsabilidad principal como cristianos, a vivir nuestra fe con tesón e inteligencia, con profundo realismo, sabiendo que haremos así una contribución concreta a que los muchos recursos de nuestra sociedad sirvan al respeto por la dignidad de todos, a la solidaridad real, a la lucha contra la injusticia, la pobreza y el hambre.

Porque cuánto más crece nuestra capacidad de acción, el poder técnico, económico, social e incluso militar, tanto más urge nuestra presencia responsable, la madurez de nuestra conciencia, arraigada en la fe –en el respeto por la verdad–, educada a una moralidad cuya raíz y motivo es la caridad.

Vivamos y caminemos juntos, como Iglesia, como Pueblo nacido del amor del Señor, creador y redentor, paciente y siempre activo. No nos quedemos solos, para ser más fecundos en todo lo que está en nuestras manos.

Y que Dios bendiga especialmente a Manos Unidas, su labor cotidiana a favor de los más necesitados y el importante servicio que presta a todos nosotros, invitándonos y ayudándonos a vivir mejor nuestro ser cristianos en las circunstancias de nuestro mundo.

+ Alfonso,

Obispo de Lugo

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