Falando Baixiño 286 | 25 de noviembre de 2020

Adviento: «En esperanza fuimos salvados»

noviembre 25, 2020 · 9:17 X

«Cada época tiene sus problemas, pero Dios da en cada tiempo la gracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor y realismo». (Benedicto XVI. Homilía 20 de agosto de 2011)

Adviento: «En esperanza fuimos salvados»

Desde que comenzó esta pandemia, allá por el mes de marzo, una de las palabras o pensamientos que más utilizamos fue esperanza. Todos esperamos salir de esta y queremos mantener la esperanza por encima de todo.

Ahora comenzamos un tiempo nuevo, el Adviento, y una de las actitudes que se nos pide para este tiempo también en la de esperanza. Esperamos el nacimiento de Jesucristo, el Salvador.

La nuestra, la de los cristianos, no es una esperanza en minúscula. Nuestra esperanza va más allá de una vacuna, por muy importante que esta sea ahora mismo. Nuestra esperanza es la que nos anuncia san Pablo, «En esperanza fuimos salvados» (Rm 8,24) y con la que Benedicto XVI tituló una de sus encíclicas.

Nuestra Esperanza, en mayúscula, es Jesucristo, que entra en la historia, para salvarnos del peor de los virus, el que es producto del pecado y la muerte. Esperamos al Redentor, como espera el montañero atrapado que descienda de un helicóptero un rescatador que lo ate fuertemente a él, para los dos ser elevados y escapar de una muerte segura por las heridas y el frío de la nieve.

Después del coronavirus vendrán otras cosas. Además, ¿cuántas personas murieron durante todo este tiempo por otros motivos? Por eso necesitamos algo más, mucho más, que una vacuna. Necesitamos a Jesús con nosotros. Él viene, ya casi está en camino. Ahora solo falta que nosotros le esperemos con las puertas de nuestro corazón abiertas de par en par.

Este año, en el que todo es especial, también el Adviento y la Navidad debieran ser especiales: más genuinos y auténticos.

Nuevo arciprestazgo: Bolaño-Fonsagrada

El pasado 16 de octubre se firmó el decreto de constitución de un nuevo arciprestazgo en el que se integran las parroquias del anterior arciprestazgo de Fonsagrada. Esto se debe a la labor de reorganización pastoral de la Diócesis, ante los cambios estructurales de la población, para responder mejor a la misión evangelizadora de nuestra Iglesia, facilitando la cura pastoral mediante una actividad común.

Algunos datos de este nuevo arciprestazgo:

Denominación: Bolaño-Fonsagrada

Parroquias: 104

Municipios: 7. Castroverde, Cádavo, Pol, Meira, Ribeira de Piquín, Fonsagrada, Negueira de Muñiz.

Sacerdotes: 10. Abel Quiroga Gallego, Alejandro Pin Díaz, Nicolás Susena Presas, Jesús Fernández Fernández, Jesús Trigo López, Miguel Asorey Otero (vice arcipreste), José María Huertas Hermida, Luis González Fernández, Antonio López Vidal, Miguel Ángel Álvarez Pérez (arcipreste)

Y en el Código de Derecho Canónico (C. 553 y ss) tenemos las funciones del arcipreste:

El arcipreste, llamado también vicario foráneo, decano o de otro modo, es un sacerdote a quien se pone al frente de un arciprestazgo.

A no ser que el derecho particular establezca otra cosa, el arcipreste es nombrado por el Obispo diocesano, después de oír, según su prudente juicio, a los sacerdotes que ejercen el ministerio en el arciprestazgo del que se trata.

Para el oficio de arcipreste, que no está ligado con el de párroco de una determinada parroquia, el Obispo ha de elegir a aquel sacerdote a quien considere idóneo según las circunstancias de lugar y de tiempo.

El arcipreste debe nombrarse para un tiempo determinado, que se concretará en el derecho particular.

Según su prudente arbitrio, el Obispo diocesano puede con causa justa remover libremente de su oficio a un arcipreste.

Además de las facultades que se le atribuyan legítimamente por derecho particular, el arcipreste tiene el deber y el derecho:

  • de fomentar y coordinar la actividad pastoral común en el arciprestazgo;
  • de cuidar de que los clérigos de su distrito vivan de modo conforme a su estado y cumplan diligentemente sus deberes;
  • de procurar que las funciones religiosas se celebren según las prescripciones de la sagrada liturgia; se cuide diligentemente el decoro y esplendor de las iglesias y de los objetos y ornamentos sagrados, sobre todo en la celebración eucarística y en la custodia del santísimo Sacramento; se cumplimenten y guarden convenientemente los libros parroquiales; se administren con diligencia los bienes eclesiásticos; y se conserve la casa parroquial con la debida diligencia.

En el arciprestazgo que se le encomienda, el arcipreste:

  • procure que los clérigos, según las prescripciones del derecho particular y en los momentos que éste determine, asistan a las conferencias, reuniones teológicas o coloquios, de acuerdo con la norma del ⇒ 279 § 2;
  • cuide de que no falten a los presbíteros de su distrito los medios espirituales, y sea especialmente solícito con aquellos que se hallen en circunstancias difíciles o se vean agobiados por problemas.

Cuide el arcipreste de que los párrocos de su distrito que sepa que se encuentran gravemente enfermos no carezcan de los auxilios espirituales y materiales, y de que se celebre dignamente el funeral de los que fallezcan; y provea también para que, cuando enfermen o mueran, no perezcan o se quiten de su sitio los libros, documentos, objetos y ornamentos sagrados u otras cosas pertenecientes a la Iglesia.

El arcipreste tiene el deber de visitar las parroquias de su distrito, según haya determinado el Obispo diocesano.

Desde este blog y en las redes sociales también daremos a conocer las actividades de las otras parroquias de este nuevo arciprestazgo siempre que sea posible.

¿Cómo siguen las cosas?

Pues muy despacito y con mucho miedo. Estos días tuvimos muchos funerales, pero todos con muy poquita gente acompañando a los difuntos y a sus familias.

Quizás esta situación nos tiene que llevar a nuevas formas de celebrar los funerales y darnos cuenta de que lo importante de verdad es la oración por los difuntos, aunque la tengamos que hacer desde la intimidad de nuestras casas. De nada sirve juntarnos un montón de gente para que nos vean o para devolver un favor si nos olvidamos de rezar por los difuntos y de ofrecer la Misa por ellos.

Una de las actividades que más éxito está teniendo esta temporada es formación online. Seguimos estudiando el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Además, de vez en cuando también nos acompañan otras personas para compartir con nosotros temas monográficos de un modo más particular, como el caso de los dos días que tuvimos dedicados a la Biblia y el que tendremos el próximo miércoles sobre la vida monástica, en el que nos compartirá su experiencia la monja dominica Miria Gómez, del monasterio de Orihuela.

Oración a la Virgen por los enfermos

Seguimos rezando, como todas las semanas por los enfermos, los de Covid y los de otras enfermedades, también por los que los cuidan y acompañan en sus casas y en los hospitales.

Madre del Cielo, tú brillas

como signo de consuelo y de firme esperanza.

En tus manos ponemos nuestra vida

confiando en tu materna protección.

Contigo y en nombre de Jesús, el Hijo de Dios,

elevamos nuestra humilde oración al Padre

y pedimos por los enfermos,

por los que están solos

y por todos los que en estos días

entregan su vida a favor de todos.

María, Salud de los enfermos,

vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos,

atiende nuestras súplicas y protégenos de todo mal.

Amén.