Rosa Cruz y Joaquín Roca

La vida espiritual del artista cristiano

septiembre 7, 2017 · 22:52 0

Necesitamos entrar en la vida en el Espíritu. La puerta de entrada es el amor.. Antes que músicos, cantantes, bailarines, somos hijos de Dios. Todo lo demás no es tan importante. A veces vivimos mendigando, comiendo las migajas, ¡y somos hijos del Rey! Éste es el primer paso para ser artistas de Dios.

Tengo que tomar conciencia de que mi vida es alabanza de su Nombre, mis palabas, mis obras, la forma en que me muevo, lo que soy, es lo que da gloria a Dios. Esto significa que le pongo a Él en primer lugar y yo solo soy un micrófono, mis obras hacen que Jesús tome el primer lugar. En situaciones difíciles mis reacciones serán un acto de confianza en Dios. En las pequeñas cosas de cada día, si mi forma de conducirme es una alabanza a Dios, luego, cuando cante, me tomarán en serio. Cuando dé testimonio, nos creerán si en el día a día ante las dificultades reacciono como Jesús. Si no,  no servirá de nada.

Un artista cristiano cree en el poder ilimitado de Dios, que ha resucitado y que sigue haciendo milagros hoy, que el Señor es dueño de todas las cosas. Cualquier cosa que pidáis en mi nombre yo os la daré” Yo he visto milagros, de sanación interior, física, de reconciliación, porque Cristo está vivo. Si lo creo, cuando canto lo transmito con mi voz, con mi mirada, con mi palabra, y el que me scucha podrá creerlo y se abrirá a la esperanza de ser amado. D lo contrario, yo cantaré muy bonito pero no me creerán, y si no creen lo que digo  no creerán en Jesús. Tengo pedirle al Señor que me dé una fe total en su señorío.

Hay una palabra que me conmueve, me gustaría tanto que el Señor pudiera decir esto de mí: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay doblez” (Jn 1, 47) Tú eres íntegro, en ti se puede confiar, es lo más hermoso que el Señor puede decir de un artista suyo. Tú no tienes fisuras, y cuando te caes, te arrepientes y te levantas, como el rey David, que pecó gravemente  se arrepintió y su corazón siguió siendo según el corazón de Dios. Yo he ido aprendiendo a ser como David, lleno de fuerza y expresión de alabanza, a danzar ante Él y, al mismo tiempo, a escuchar lo que el Señor espera de mí  como María. Si somos íntegros el Señor nos dará los carismas que necesitamos para la música, para el liderazgo, según necesitemos. No olvidemos que cuando nos subimos al escenario somos líderes a los que el Señor utiliza para guiar a su pueblo en la alabanza, abriendo el camino.

Sé hombre/mujer de Dios y de Iglesia. En realidad es una vocación. Un verdadero artista de Dios lo descubre de esta manera. Y entonces el cansancio y el sacrificio no pesa. Es mucho más grande lo que el Señor hace contigo cuando tú sirves que lo que tú estás dando. Realmente nuestro ministerio como  artistas cristianos es una excusa que tiene el Señor para convertirnos más hacia la santidad.

“Ya no os llamo siervos os llamo amigos”. Somos esos amigos del Señor que lo que saben hacer es cantar, bailar para él, para guiar a su pueblo en la alabanza y la adoración cuando nos lo piden según el corazón de Dios.

No tengas miedo de conocer a Dios, no temas que te cambie la vida. Él sabe lo que te conviene.

Entra en la gratitud, da gracias a Dios por cada día de vida, que es no te pertenece.

Entra en la  gratuidad. Nada me lo he ganado. Nada merezco.Todo cuanto me ha dado es porque Él me ama.

¿Qué me impide vivir en alabanza y adoración como artista cristiano?

La tentación de sentirme demasiado pecador justo antes de dar un concierto, de una evangelización… Ponte en pie. Sé humilde y dile al Señor: “Aquí estoy, tal como soy, pero quiero seguirte, perdóname, en cuanto pueda repararé lo que he roto pero permíteme ahora hacerte grande en mmi, hacerte poderoso en mí y que a mí no se me vea”.

Me “miro el ombligo” y me victimizo. Me quejo. Me escondo en el ruido, la frivolidad, el tabaco, las redes…como solo lo que me gusta…

SI no muero a mí mismo mi ministerio o dará fruto.

Recurro a Dios solo para pedirle. Me puede la pereza en mis obligaciones. Asumo toda la responsabilidad porque soy mejor.

En pocas palabras…

Decide ser un adorador Lo  más importante para un artista cristiano

Estudia y ama la Palabra de Dios antes que a tu instrumento o tu voz.

Adora al Señor en la eucaristía.

Vive como hijo de la Iglesia.

Busca la comunión y el ecumenismo. Los artistas tenemos una herramientaprivilegiada: nos unimso en el mismo canto y nos encontramos fácilmente adorando al Señor. Somos la punta de la lanza, abriendo camino como humildad y amor.

Ésta es mi vocación: ser artista de Dios

Ten una actitud de servicio,

Estate alegre aunque sufras, Aprovecha para ofrecérselo al Señor por amor. Ayuna por tu ministerio.

Que lo que me vean digan, éste es de Dios, es amigo del Señor

un hombre espiritual

Ten una vida integra

  • Ef 2,10 dice “Hechura suya somos, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios de antemano preparó…” Somos para el bien. Para ser íntegros, sin fisuras. Formemos nuestro carácter con buenos hábitos, como atletas del bien, y Dios bendecirá la rectitud de intención, la sinceridad y la integridad.
  • Sal 34, 16 “Los ojos del señor están puestos en el justo”
  • 1 Re 4,5 “Si andas en mi presencia como anduvo David, tu padre, en integridad de corazón, cumpliendo mis mandamientos…”

Trabaja tu técnica hasta tu 100% como en la parábola de los talentos.

Busca la  excelencia, para la gloria de Dios . Porque el que se acerca verá primero será la belleza de Dios, mi aspecto en el escenario, y mi competencia artística.

En palabras de Juan Pablo II: “La belleza es clave del misterio y lleva a Dios(…) Artistas de todo el mundo, que en vuestras obras el mundo crea que en Cristo ha sido redimido”

No solo cantamos, al cantar anunciamos, y si lo hacemos con esta fe nuestra música está ungida, toca el corazón de las personas y se encuentran con el Señor. Por eso nuestro trabajo es para el cielo.

Somos proféticos, un micrófono del Espíritu Santo, para el pueblo y la voz del pueblo para el señor.

El ministerio no es un coro, es un barco que lleva a la asamblea de un lado a otro de una bahía, el Espíritu Santo  sopla la vela, el agua es la alabanza y la adoración  y, cuando llega al otro lado, el barco se detiene, se retira para que el pueblo se encuentre con Jesús que estaba esperando en la otra orilla. Por eso es necesario que nosotros mantengamos vivo el encuentro con el Señor, si no ¿a dónde los vamos a llevar?

Lo que yo soy ante el Señor es lo que soy cuando canto.

“Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar” (S. Agustín)

Rosa Cruz y Joaquín Roca

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