[El PROGRESO, 15 DE ENERO DE 2017]

La fe y el traje del emperador

enero 15, 2017 · 9:15 1

Estamos comenzando un nuevo año. Siempre es tiempo de hacer buenos propósitos. Pero antes permítanme hacer aquí, públicamente, una autocrítica que creo necesaria. Después, en otros domingos, ya haré los propósitos.

Supongo que todos conocen el argumento de El traje nuevo del emperador. Es el cuento de un emperador acostumbrado a vestir bien que creía llevar el mejor de los trajes cuando en realidad iba desnudo, víctima del engaño de unos estafadores. Nadie se atrevía a decirle nada para no quedar mal con él, hasta que un niño, en su inocencia, es el primero en decir gritando a los cuatro vientos que el emperador iba desnudo. Aún así, el mandatario siguió como si nada hubiera pasado, quizás aún más altivo que antes, con tal de no reconocer en público que se había equivocado y que había sido víctima de un gran timo, a pesar de que todos se reían de él.

Confieso que me acuerdo muchas veces de este cuento cuando veo algunas cosas que hacemos los curas que, con buena intención, tratamos de acercar a los fieles de nuestras parroquias a Jesucristo. La intención es buena, sin duda, pero no todo vale con el pretexto de la evangelización. Hacemos cosas y cosas, movidos por impulsos poco reflexionados y nada consultados, con las que provocamos risas y burlas a causa de nuestra ingenuidad.

Me duele cuando los sacerdotes no conseguimos responder a las necesidades de los fieles, porque estamos perdiendo el tiempo en cosas que nadie nos pide y a nadie interesan. También me duele cuando no conseguimos hacer bien y de un modo digno aquello que se nos pide para que la fe de nuestro pueblo sea más auténtica y dé un sentido pleno a su vida y a su muerte.

Quizás por un respeto mal entendido, nadie se atreve a decirnos a veces que vamos desnudos, que las cosas no son así, y que la realidad del mundo dista mucho de la pequeña realidad en la que a veces vivimos los curas.

Cuando no hemos ayudado a poner las bases de la fe para que se produzca el tan ansiado encuentro con Jesucristo, las ceremonias se quedan solo en una parafernalia que ya pocos comprenden, aunque callen, y que otros critican exageradamente, quizás con  bastante razón.

Siento no disponer de las habilidades para poder transmitir, más allá de lo meramente externo, lo que supone la fe para mí. Algo que, por otra parte, es bastante sencillo: el acontecimiento del encuentro con Jesucristo resucitado en la Iglesia. Quizás me falte mucha coherencia para que una cosa lleve a la otra y mis palabras sean creíbles.

Hace unos cuantos domingos, en estas mismas páginas, invitaba a ver la Iglesia desde dentro. Sigo creyendo lo mismo, pero hoy añado algo más: tanto si ya están dentro de la Iglesia como si van entrar, aunque solo sea para curiosear o ver alguna obra de arte, hagan un esfuerzo para sobreponerse a todo lo secundario y traten de buscar a Jesucristo en todo, en las personas y en las cosas.

Les aseguro que esfuerzo hacemos, pero está claro que en algo, o en mucho, estamos fallando. O quizás tenga que pensar que esto de la fe es cosa de unos pocos. Entonces soy muy afortunado, se lo aseguro.

Miguel Ángel Álvarez Pérez

Párroco de San Froilán

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Comentarios a esta entrada:

  1. Josefina Varela Lage

    ¡¡Precioso artículo!!. Una puntualización, como que no eres coherente en tu actuar, todo lo contrario y sabes que no es la primera vez que te lo digo, porque así lo creo y lo veo. ¡¡Ojalá todos fuéramos igual de coherentes!!. Otro gallo le cantaría a la iglesia. Es cierto que las ceremonias que debieran ser verdaderos encuentros con Jesucristo, se quedan en meros actos sociales, pero. . . ¿ No será que la responsabilidad ha sido compartida?, pueblo y sacerdotes. ¿Acaso nos hemos preocupado de pedir ayuda y formación?. ¿No sería más bien que nos era muy cómodo ir viviendo de la fe heredada de nuestros padres, sin intentar profundizar en ella y hacerla más viva y comprometida para que conformara nuestra vida?. Que Dios te siga iluminando para ayudarnos a encontrar a Jesucristo, que es el centro de tu vida y debe ser también el de la nuestra. Gracias. Que El te lo premie y bendiga.

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